En la actualidad, la figura del falso autónomo ha emergido como un tema candente en el ámbito laboral, generando debates y preocupaciones en diversos sectores de la sociedad.
Te invito a quedarte por aquí y sumergirte conmigo en esta cuestión. En este artículo trataremos de entender los puntos clave del falso autónomo: ¿Qué es un falso autónomo? ¿Por qué se caracteriza? O ¿qué riesgos supone para el trabajador ser un falso autónomo? Son solo algunas de las cuestiones que veremos a continuación.
¿Qué es un falso autónomo?
Un falso autónomo es una persona que, a pesar de ser clasificado como trabajador autónomo o trabajador por cuenta propia, es aquel que realiza su labor bajo condiciones que, en la práctica, se asemejan más a las de un trabajador por cuenta ajena o empleado asalariado.
Esta situación surge cuando, a pesar de tener la denominación de autónomo, el trabajador está sujeto a un grado significativo de dependencia económica y de control por parte de un único empleador.
La clasificación como autónomo puede ser utilizada por algunos empleadores como una estrategia para reducir costos, ya que implica menores responsabilidades y contribuciones en términos de seguridad social y derechos laborales.
Sin embargo, esta práctica conlleva implicaciones éticas y legales, ya que priva al trabajador de ciertos derechos y protecciones que tendría en calidad de empleado.
¿Cuándo se considera que un trabajador es un falso autónomo?
Las características de un falso autónomo suelen repetirse entre ellos, y coincidir en muchos aspectos con características del empleado convencional.
La existencia de estas características puede indicar que un trabajador está siendo clasificado incorrectamente como autónomo, y puede llevar a disputas legales y acciones para proteger los derechos laborales y la seguridad social del trabajador.
A continuación vamos a ver algunas de las más comunes.
Dependencia Económica
El falso autónomo tiende a depender en gran medida de un único empleador para la mayoría o la totalidad de sus ingresos. Esta fuerte dependencia económica es una señal de que, a pesar de la clasificación como autónomo, la relación laboral se asemeja más a la de un empleado asalariado o trabajador por cuenta ajena.
Falta de Autonomía
El trabajador no tiene un control significativo sobre su jornada laboral ni sobre la forma en que realiza sus tareas. Las decisiones clave sobre el trabajo a menudo son tomadas por el empleador, limitando la autonomía que se espera de un autónomo genuino.
Subordinación Laboral
Existe una relación jerárquica y de subordinación con el empleador, donde el falso autónomo está sujeto a las directrices y supervisión del mismo modo que un empleado asalariado.
Suministro de Herramientas y Equipos
En lugar de utilizar sus propias herramientas y equipos, el falso autónomo puede depender de los suministrados por el empleador, lo que refuerza la relación de dependencia.
Riesgo Empresarial Limitado
A diferencia de un autónomo genuino, el falso autónomo puede tener un riesgo empresarial limitado, ya que su situación financiera no está realmente vinculada al éxito o fracaso de un negocio propio.
Continuidad Laboral y Estabilidad
A pesar de ser formalmente autónomo, el falso autónomo puede disfrutar de una estabilidad laboral similar a la de un empleado tradicional, sin las incertidumbres típicas de la vida autónoma.
¿En qué se diferencia un Trabajador autónomo económicamente dependiente (TRADE) de un falso autónomo?
El trabajador autónomo económicamente dependiente, mejor conocido como TRADE y el falso autónomo, son figuras laborales que pueden parecer similares a primera vista, pero tienen características y definiciones que las distinguen claramente.
Un TRADE es un autónomo que realiza su actividad económica de manera independiente, pero cerca de la totalidad de sus ingresos provienen de un único cliente. A pesar de la significativa dependencia financiera, el TRADE tiene considerable autonomía en las decisiones relacionadas con su actividad económica. Además, no necesariamente implica exclusividad.
Aunque un solo cliente represente la mayoría de sus ingresos, el TRADE puede colaborar con otros clientes. También es importante destacar que este tipo de trabajador asume un riesgo empresarial al gestionar su propia actividad.
Por otro lado, se considera como falso autónomo a un trabajador que, pese a ser formalmente clasificado como autónomo, realiza su trabajo en condiciones similares a las de un empleado asalariado.
En este caso, la evaluación va más allá de un porcentaje específico de dependencia económica, poniendo atención en la naturaleza de la relación laboral y la falta de autonomía en general.
A menudo, estos trabajadores siguen las directrices y horarios impuestos por la empresa para la que trabajan y usualmente existe una relación más exclusiva con un solo empleador, siendo común la falta de diversificación de clientes. Además, su nivel de riesgo es bastante limitado, ya que su labor en general no estaría ligada al éxito o fracaso de una empresa propia.
En resumen, aunque ambos perfiles comparten ciertos matices, la principal diferencia radica en que un TRADE es un tipo de autónomo que mantiene una dependencia económica muy acusada, mientras que el término falso autónomo abarca a cualquier trabajador que, aun estando registrado como autónomo, opera bajo condiciones que resultan más típicas de un empleado asalariado.
¿Por qué a las empresas contratan a un falso autónomo?
Las empresas optan por contratar a falsos autónomos debido a las ventajas económicas que esto les proporciona. En este tipo de relaciones laborales, la conexión entre el trabajador y la empresa se limita a una relación mercantil, evitando así las regulaciones legales, derechos y obligaciones que normalmente se aplican en una relación empleador-empleado.
En otras palabras, al contratar falsos autónomos, las empresas eluden la responsabilidad de pagar las cotizaciones a la Seguridad Social del trabajador, ya que este último es quien asume dichos pagos mediante la cuota de autónomo. Esto le permite a la empresa reducir costos y aumentar su competitividad en el mercado.
Además, la flexibilidad asociada con este tipo de contratación permite al empleador terminar la relación laboral sin la necesidad de justificar el cese ni asumir indemnizaciones.
Sin embargo, este beneficio para la empresa se traduce en la pérdida de derechos para el trabajador, quien se ve privado de las protecciones y beneficios que normalmente le corresponderían al desempeñar un trabajo que, evidentemente, se asemeja al de un empleado asalariado.
¿Qué riesgos supone para el trabajador ser un falso autónomo?
Ser un falso autónomo puede poner al trabajador en una posición de vulnerabilidad y precariedad laboral, al estar mal clasificada su relación de trabajo.
Uno de los principales riesgos es que los falsos autónomos no gozan de las mismas protecciones y derechos laborales que los empleados con contrato. Esto supondría no tener derecho a vacaciones remuneradas o ayuda en caso de enfermarse o tener un accidente en el trabajo.
Además, la seguridad financiera es un serio problema para los falsos autónomos.
Como autónomos, estos trabajadores son responsables de sus propios pagos a la Seguridad Social y no tienen la seguridad salarial de un empleado. Esto puede dar como resultado periodos de inestabilidad financiera, especialmente si encuentran dificultades para obtener trabajo o clientes.
Estos trabajadores también pueden verse privados de derechos laborales fundamentales. La protección contra el despido injustificado, las indemnizaciones por fin de contrato y otros beneficios vinculados al empleo por cuenta ajena pueden no ser accesibles para ellos.
Además, aunque tengan el título de autónomos, en la práctica pueden depender mucho de un solo empleador. Esta dependencia puede dificultar su capacidad para negociar condiciones de trabajo justas, dejándolos a merced de las decisiones del empleador.
¿Qué riesgos y sanciones supone para el empleador contratar a un falso autónomo?
La presencia de falsos autónomos se considera una violación laboral por parte de la Inspección de Trabajo, respaldada por la Ley sobre Infracciones y Sanciones del Orden Social y el artículo 22, que califica como infracción grave la omisión de solicitar la afiliación inicial o el alta de trabajadores dentro del plazo establecido, como resultado de una acción inspectora.
Es importante recordar que las empresas imponen a los falsos autónomos la responsabilidad de darse de alta en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA), evitando la afiliación del trabajador en el Régimen General de la Seguridad Social.
Las sanciones por tener falsos autónomos varían según el grado de la infracción:
- Sanción de grado mínimo: De 3.126 a 6.250 euros.
- Sanción de grado medio: De 6.251 a 8.000 euros.
- Sanción de grado máximo: De 8.001 a 10.000 euros.
La Inspección de trabajo obligará al empleador a el alta inmediata del trabajador en el Régimen General de la Seguridad Social y podrá exigir el pago de las cuotas correspondientes al periodo en que el trabajador debería haber estado cotizando en el Régimen General.
Las cuotas reclamadas abarcan los últimos cuatro años y pueden incluir recargos del 100% al 150% como compensación por las cotizaciones no ingresadas.
Es relevante señalar que tener a falsos autónomos en la plantilla no solo puede dar como resultado fraude laboral, sino que también podría constituir un delito penal si las cuotas impagadas en los últimos cuatro años suman una cantidad significativa, llegando a la cifra de 50.000 euros.
¿Cómo denunciar este tipo de situaciones?
Existen hasta cuatro vías para denunciar la situación de un falso autónomo, cada una con sus propias características y procesos:
- Denuncia en el Momento de Desarrollar la Labor:
- Recomendable realizar la denuncia directamente ante la Inspección de Trabajo mientras el falso autónomo está llevando a cabo su labor. Esto permite el reconocimiento inmediato de la relación laboral entre el trabajador y la empresa.
- Denuncia Anónima en el Buzón de Lucha contra el Fraude Laboral:
- A través de un formulario anónimo en el buzón de lucha contra el fraude laboral, se puede denunciar la situación sin revelar la identidad del denunciante. La Inspección de Trabajo llevará a cabo una investigación si considera que hay suficientes indicios.
- Denuncia Formal ante la Inspección de Trabajo:
- Este mecanismo implica presentar una denuncia formal ante la Inspección de Trabajo, donde un inspector evaluará si la relación que se establece es de hecho laboral y no mercantil, favoreciendo al falso autónomo.
- Denuncia ante los Juzgados de lo Social:
- En este caso, la denuncia se presenta directamente ante los Juzgados de lo Social. Un juez será quien determine si la situación constituye un caso de falso autónomo y exigirá a la empresa las compensaciones e indemnizaciones correspondientes.
- Denuncia ante los Juzgados de lo Social tras un Despido:
- Este mecanismo resulta útil cuando la empresa ha despedido al trabajador. La denuncia busca el reconocimiento de la relación laboral, permitiendo que se compensen los términos del despido como si el trabajador fuera un empleado regular.
Cada uno de estos mecanismos proporciona diferentes vías para abordar la problemática de los falsos autónomos, permitiendo a los trabajadores y a las autoridades tomar acciones específicas dependiendo de la situación y las circunstancias particulares.
